sábado, 24 de enero de 2009

Pensando con la cabeza (y con las gónadas)


La razón por la que no podemos decir reglas que nos protejan en todas y cada una de las situaciones, o decir cuales deben ser los límites en cada situación es porque los deseos con los que jugamos no son racionales. (...) Son deseos muy poderosos, de todos modos, e incluso lxs mejores sumisxs tienen una lucha desesperada consigo mismxs entre lujuria frente a cordura.

(...) Lxs sumisxs nos sometemos para ir a lugares dentro de nosotrxs mismxs y con nuestrxs compañerxs a los que no podríamos ir sin alguien dominante. Para explorar esos espacios, necesitamos a alguien que nos empuje más allá de los límites en la dirección correcta, y cuide de que estemos segurxs cuando estemos "allá arriba volando". (...) El poder de la persona dominada viene de darse cuenta de manera instintiva de que mereces respeto por tu vulnerabilidad, y cuidado y apoyo de esxs que te acompañan en el viaje.

Fuente: Extractos traducidos de "The New Bottoming Book". Pags. 30 y 31. © 2001 Dossie Easton y Janet W. Hardy, "The New Bottoming Book". Greenery Press.

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