jueves, 2 de julio de 2009

SESIONES: Dominio y sumision (9): Dolor III


Otra manera de hacer una sesión con dolor puede ser con pinzas de la colada, o cualquier otra pinza que pellizque un poco de piel. Pueden ponerse prácticamente en cualquier sitio. A veces se ponen en un sitio que resulta inaguantable, quizás porque hay un nervio en ese punto. Es admisible que se pida que de un punto insoportable se mueva a otro punto mejor, a menudo un par de centímetros más allá.

La cosa interesante de las pinzas es que duelen un poco al ponerse, y ese punto gradualmente se "duerme" al reducirse el riego sanguíneo. La sensación más intensa viene cuando la pinza se quita, suavemente o de repente, y la sangre vuelve a esa zona. Con lo que ponerlas es el calentamiento, y quitarlas es una montaña rusa... frecuentemente con un poco de caricias sexuales o cariñosas entre que se quita una pinza y la siguiente.

Una manera especialmente "malvada" de intensificar la sensación de quitar las pinzas es atarlas a distancias fijas en una misma cuerda, de manera que se pueda arrancar varias a la vez; a esto se le suele llamar "cremallera" (zipper). Lo que nos gusta de las cremalleras es el contraste entre el flash de dolor inaguantable cuando se quitan y el intenso subidón de endorfinas después, que a menudo te deja con una risa tonta y sintiéndote muy tontx.
Otrxs viciosxs del dolor prefieren un aumento lento, largo y prolongado de un dolor intenso, sin el efecto de montaña rusa.

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Fuente: Extractos traducidos de "The New Bottoming Book". Pags.118-119. © 2001 Dossie Easton y Janet W. Hardy, "The New Bottoming Book". Greenery Press. NO está traducido todo el texto, sino algunas partes. Para tener toda la información recomendamos, si se sabe inglés, adquirir el libro vía internet

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