SESIONES: Dominio y sumision (10): Látigos

El golpe de un látigo en la piel puede dar sensaciones muy distintas: de suave y sensual, pasando por la de un masaje profundo, hasta un estoy-no-hay-quien-lo-aguante-madre-mía. Así que, si nunca los has probado, lo primero que debes saber sobre los látigos es que no tienen por qué doler en absoluto. Pueden ser sensuales y sexuales y no tienen por qué doler, a no ser que eso sea lo que buscas.

Seguridad básica con látigos:

• No permitas que te golpeen fuerte o con algo duro sobre zonas de hueso o sobre órganos [riñones, higado...] o cualquier otra parte de tu cuerpo que pueda ser fácilmente dañada.
• Guarda los látigos más duros para zonas con más "carne" como los glúteos o los muslos, o los músculos grandes de la parte alta de la espalda.
• El sexo con seguridad requiere que los látigos sean limpiados para usarse sobre otra persona, especialmente si la piel se ha cortado o erosionado, o si han entrado en contacto con semen o fluidos. Si no puedes limpiarlo, déjalo sin usar durante un mes en un espacio frío y seco.

Si no te gusta la sensación del látigo que están usando sobre ti, simplemente prueba otro distinto. Empieza suave con la sensación y vete subiéndola.

Con el tiempo probablemente quieras tener tus propios látigos —así siempre están a mano, y puedes cuidar que estén limpios.

La mayoría de las personas que lo prueban empiezan disfrutando con látigos pesados con muchas colas [floggers] y evitan látigos finos que dejan un dolor agudo —ese gusto por ese tipo de "pinchazo" es un gusto que alguna gente adquiere rápidamente, alguna con el tiempo y alguna gente nunca lo llega a tener.

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Fuente: Extractos traducidos de "The New Bottoming Book". Pags. 121. © 2001 Dossie Easton y Janet W. Hardy, "The New Bottoming Book". Greenery Press. NO está traducido todo el texto, sino algunas partes. Para tener toda la información recomendamos, si se sabe inglés, adquirir el libro vía internet